Why You Shouldn’t Settle At Just Being Saved

Por qué no deberías conformarte con ser salvo

Matthew Bell

Para muchos cristianos, la experiencia inicial de la salvación es poderosa y transformadora. Es el momento en el que nos damos cuenta de la profundidad del amor de Dios y aceptamos a Jesús como nuestro Salvador. Sin embargo, algunos creyentes cometen el error de pensar que la salvación es el destino final. Si bien la salvación es un primer paso crucial, es solo el comienzo de un viaje mucho más grande con Cristo. Conformarse con solo ser salvo es como recibir una invitación a un banquete pero nunca sentarse a disfrutarlo.

En esta entrada del blog, exploraremos por qué los cristianos no deberían contentarse con simplemente ser salvos y cómo abrazar una relación más profunda con Dios conducirá a una vida cristiana más satisfactoria e impactante.

La salvación es sólo el comienzo de un viaje que dura toda la vida

Aceptar a Jesús como Señor y Salvador es un punto de partida increíble, pero no es la meta. Cuando pones tu fe en Jesús y eres salvo, naces de nuevo y eres adoptado en la familia de Dios. Pero así como un bebé recién nacido no sigue siendo un bebé para siempre, los cristianos están llamados a crecer y madurar en su fe.

“Por tanto, dejemos atrás las enseñanzas elementales acerca de Cristo y avancemos hacia la madurez.” — Hebreos 6:1

El deseo de Dios es que crezcamos, aprendamos y profundicemos continuamente nuestra relación con Él. La salvación es la puerta, pero es una puerta que conduce a una vida llena de propósito, crecimiento espiritual y una intimidad más profunda con Dios. Hay un vasto paisaje espiritual para explorar más allá de la puerta de la salvación, que incluye experimentar el poder del Espíritu Santo, descubrir nuestros dones espirituales y vivir el propósito de Dios para nuestras vidas.

¿Qué hacer después de ser salvo?

Dios nos llama a la madurez espiritual y a la semejanza de Cristo

Cuando nos conformamos con ser salvos, nos perdemos el llamado más grande de Dios para nuestras vidas. El objetivo de la vida cristiana es llegar a ser más como Cristo. Este proceso, conocido como santificación, es un viaje que dura toda la vida para ser transformados a la imagen de Jesús por medio de la obra del Espíritu Santo.

“Y nosotros todos, mirando con el rostro descubierto como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados cada vez más y más en su imagen, como por el Señor, que es el Espíritu.” — 2 Corintios 3:18

Dios quiere que reflejemos su carácter en todo lo que hacemos. Esto significa crecer en amor, paciencia, bondad, dominio propio y todos los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). ​​Conformarnos con ser salvos nos impide experimentar la plenitud de lo que significa ser un seguidor de Cristo. Estamos llamados a esforzarnos por alcanzar la madurez espiritual y vivir vidas que reflejen su gloria.

Ser “salvado” no significa estar inactivo

Muchos cristianos creen que una vez que son salvos, pueden sentarse, relajarse y esperar la llegada del Cielo. Pero la Biblia deja en claro que somos salvos con un propósito, no para estar ociosos. Estamos llamados a vivir nuestra fe de maneras que demuestren el amor y el poder de Dios al mundo.

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” — Efesios 2:10

¿Qué hago después de ser salvo?

Este versículo muestra que no sólo somos salvos de algo (el pecado y la muerte), sino que somos salvos para algo: las buenas obras y el servicio. Dios tiene un propósito único para cada creyente, y conformarse con sólo ser salvo significa perderse la misión y el impacto específicos que Él ha diseñado para ti.

El peligro de la complacencia

La complacencia es uno de los mayores enemigos del crecimiento espiritual. Cuando nos conformamos con ser salvos, corremos el riesgo de convertirnos en cristianos tibios, aquellos que ni crecen en su fe ni dan fruto. Jesús mismo advirtió contra esta actitud:

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses lo uno o lo otro! Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.” — Apocalipsis 3:15-16

Un cristiano tibio es aquel que se deja llevar por la fe sin una pasión genuina ni una búsqueda de Dios. Este estado es peligroso porque no solo impide nuestro propio crecimiento espiritual, sino que también debilita nuestro testimonio a los demás. Conformarnos con ser salvos puede llevarnos al estancamiento espiritual y a la desobediencia al llamado de Dios a crecer, servir y dar fruto para Su Reino.

Dios quiere usarte para impactar a otros

Cuando te conformas con ser salvo, te pierdes la alegría de ser usado por Dios para tocar la vida de los demás. La vida cristiana no debe vivirse en aislamiento. Estamos llamados a ser la luz del mundo y embajadores de Cristo, compartiendo su amor y su verdad con los demás.

¿Qué haces después de ser salvo?

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad construida sobre un monte no se puede esconder.” — Mateo 5:14

Tu testimonio y tu vida tienen el poder de influir en los demás y acercarlos a Dios. Cuando profundizas más en tu fe, cultivas una relación con Jesús y permites que el Espíritu Santo trabaje a través de ti, te conviertes en un testigo poderoso para el mundo. Dios quiere usarte para guiar a otros hacia Él, animar a otros creyentes y marcar una diferencia dondequiera que vayas.

Experimentar la alegría y la libertad que se encuentran en una relación más profunda con Cristo

Una de las mayores recompensas de buscar algo más que la salvación es experimentar el gozo y la libertad que vienen de conocer profundamente a Cristo. Jesús no vino solo a salvarnos de nuestros pecados; vino a darnos vida abundante.

“Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” — Juan 10:10

Esta plenitud de vida se encuentra cuando buscamos conocer a Dios más íntimamente, obedecer sus mandamientos y caminar en la libertad que Él ofrece. Conformarnos con ser salvos a menudo significa perdernos la paz, el gozo y la satisfacción profundas que provienen de vivir plenamente para Cristo.

Pasos prácticos para avanzar más allá de la salvación

Si te has dado cuenta de que te has contentado con simplemente ser salvo y quieres profundizar en tu caminar con Dios, aquí hay algunos pasos prácticos que te ayudarán a crecer:

1. Busque a Dios mediante la oración y el estudio bíblico: Dedique tiempo a la Palabra de Dios y a la oración todos los días. Pídale al Espíritu Santo que le revele más del carácter y la voluntad de Dios.

2. Busque el crecimiento espiritual: Únase a un grupo de estudio bíblico, lea libros cristianos o escuche sermones y podcasts que desafíen y profundicen su fe.

3. Sirve a los demás: busca formas de servir en tu iglesia, comunidad o lugar de trabajo. Usa tus dones para glorificar a Dios y ayudar a los demás.

4. Desarrolle una relación de discipulado: busque un mentor o conviértase en mentor de alguien más joven en la fe. El discipulado lo ayuda a crecer y a seguir siendo responsable.

5. Comparte tu fe: La evangelización no es solo para pastores y misioneros. Oremos para que haya oportunidades de compartir el Evangelio con otros y de vivir una vida que apunte a Cristo.

    Conclusión: No te conformes: busca la plenitud del plan de Dios

    Si bien la salvación es un regalo invaluable, no debe ser el punto final de tu viaje con Dios. Fuiste salvo para un propósito mayor: crecer, servir, dar fruto y experimentar la vida abundante que Jesús prometió. No te conformes con ser salvo. Busca conocer más a Dios, vive tu fe con valentía y persigue Su llamado en tu vida con pasión y dedicación.

    Cuando elijas ir más allá de simplemente ser salvo, vivirás una vida que glorifica a Dios, bendice a otros y te brinda la mayor satisfacción. Recuerda, Dios tiene más reservado para ti de lo que puedas imaginar. Da el siguiente paso y observa cómo Él revela Su asombroso plan para tu vida.

    Regresar al blog

    Deja un comentario

    Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.